Todos queremos cambiar. Dejar atrás y sin remordimientos aquello que nos causa dolor, angustia o pesar para poder ir hacia una transformación sencilla, que nos permita alcanzar fácilmente nuestros mejores sueños y deseos. Sinceramente, en un mundo de fantasía seguro que lo consigues pero en la realidad lo dudo mucho.
Todo cambio requiere valentía para romper con todo lo que tienes grabado en tu cuerpo, en tu mente y en tu alma porque si no llevas a cabo esa ruptura con todo el pasado, no puedes cambiar tu futuro para tener un presente equilibrado.
¿Y cómo se consigue ese cambio? No hay transformación posible sin la energía de la constancia:
«Una pequeña gota de agua le dijo a la inmensa roca que yacía bajo ella: Tu eres muy dura pero yo tengo mucho tiempo»
Necesitas constancia en el cambio y para ello empieza con un objetivo al que sientas que puedes hacerle frente. Este cambio puede ser levantarte de la cama la primera vez que suena el despertador y no estar pulsando el botón de espera cada 5 minutos.
También tienes que tener en cuenta que cambiar no es fácil. Supone romper con ideas, hábitos y personas que no te ayudan a avanzar en tu transformación. Porque entiende que, tanto tu mente como gente que está contigo, te van a decir constantemente que no es necesario que cambies, que tampoco se está tan mal así. Aunque tú sabes en el fondo de ti mismo que no quieres seguir por ese camino, que necesitas un cambio ¡YA!
Haz un mapa de ruta, ponte una fecha como meta y empieza el cambio hoy.
Existe un método para no sentir tanta presión, carga o miedo ante el cambio que estas iniciando y que te ayudará a que lo lleves mejor. Consiste en realizar lo siguiente:
Todas las noches cuando te vayas a dormir, justo cuando te estás empezando a quedar dormido, recuerda todo lo que has vivido durante el día y dáselo a la esencia original del universo, dile «te doy mi día» y así cada noche. Noche tras noche. Incluso cuando ya hayas conseguido tu objetivo. ¿Por qué incluso después? Porque vendrán nuevos objetivos y si mantienes la costumbre te será más fácil conseguirlo. Necesitas ser constante.
De este modo conseguirás que tu cerebro procese mejor el cambio y se convierta en tu aliado, en vez de tu enemigo, animándote a seguir de manera inconsciente pero con gran coherencia.
¿Y si me duermo antes de terminar de recordad mi día? No importa que te duermas, el cerebro seguirá haciendo su tarea y procesará toda la información que has vivido en ese día para ofrecerte el mayor beneficio que hay en un cambio: LA ESTABILIDAD.
Esta estabilidad te ofrecerá una valentía que te llevará hasta esa transformación que precisas. Sentirás que eres más valiente de lo que pensabas y te otorgará una seguridad en ti mismo que ya nada podrá cambiar. Porque esta transformación te permitirá SER.
«De gusano a mariposa».