EL ERROR Y LAS EMOCIONES

Cuando cometemos un error siempre pensamos que es un fallo, que es un fracaso y entonces resulta que vemos ese error como algo dañino, algo que nos genera culpa, algo que nos supone una carga que nos lleva a pensar que no somos dignos de ser maduros ni exitosos. El fracaso siempre se esconde y ese acto siempre nos perjudica al ser un peso muy grande de mantener oculto.

Normalmente cuando recaemos de nuevo en el descontrol emocional, nos sentimos culpables e incluso nos cuesta reconocer el error. Porque casi siempre entendemos el error, el fallo, la equivocación como algo negativo, cuando la realidad es que se trata de lo más Positivo que podemos tener. Gracias al error aprendemos, el aprendizaje nos lleva a crecer y a evolucionar. Es aquello que nos permite alcanzar el éxito.

Como dicen las matemáticas,  lo negativo es positivo  cuando al aumentarlo da más: (- * – = +). Mientras que en lo positivo se podría decir que pierdes porque (+ * + = +) es decir, no cambias, no aumentas. Solo te mantienes, que tampoco está mal, porque te aporta estabilidad pero nunca existirá el avance. Únicamente te mantiene en el mismo punto una y otra vez… favoreciendo la contención de la emoción de nuevo.

Como dijo Deepak Chopra “En el fracaso se encuentra la semilla del éxito”. Son las “mil maneras de no hacer una bombilla” y gracias a todas ellas existe la bombilla. Del mismo modo todos nuestros errores sobre un mismo tema nos llevarán a crear el logro, a alcanzar la meta, o a conseguir el objetivo.

Es por ello que si cogemos el fracaso o el error, junto con la culpa que eso nos genera y lo transformamos, dándole una perspectiva diferente en algo positivo, siempre nos va a aportar un aprendizaje.

Cuando somos bebés empezando a caminar y nos caemos, el adulto nos recoge, calma nuestro dolor y nos pone de nuevo a caminar. Ahora nosotros somos el adulto y ponemos a caminar de nuevo a nuestro niño interior, calmándonos primero y empezando de nuevo, con más atención sobre nosotros mismos. Y ¿cómo empezamos de nuevo? Observando el error cometido, mejor dicho, observando el margen de error.

Al observar el margen de error que hemos cometido, siempre nos hablará de esos puntos ciegos que existen en esa perspectiva en la cual nos vemos inmersos y nos ofrece la oportunidad de visibilizar todos los matices del error. Si esa visibilidad la utilizamos para aportarnos un beneficio personal nos creará un avance, una retroalimentación que nos permitirá ser más maduros, más conscientes y sobre todo, más coherentes con nosotros mismos y por extensión con nuestro entorno.

Además la observación de ese punto ciego nos va a permitir darnos cuenta de que todas las situaciones tienen y comprenden una cantidad de puntos ciegos de los que si tenemos la capacidad de ampliar, saliendo de esa membrana que nos ponemos a modo de protección, tendremos la opción de visualizar ese punto ciego, sensibilizar esa culpa y sentirnos más abarcables, más capaces.

La culpa del fracaso es un sentimiento que nos aporta una gran pesadez, una carga, inhabilitando nuestro pensamiento y anulando las opciones de visión en el avance. Esto crea una situación dolorosa para el ser humano que frena todo aquello que desea prosperar, además resulta muy negativa desde el plano, desde la perspectiva del aquí y ahora, del presente. La culpa por el contrario cuando se reconoce y se responsabiliza uno mismo de ella, aporta al ser humano una energía que nos permite avanzar más rápido, adquirir los conceptos más fundamentales y esenciales para el progreso de la situación que estamos tratando y a mayores, de las situaciones venideras, de forma que cada vez que cometemos un error y generamos una culpa, esta nos va a dar el empuje para llegar a la definición del término alcanzable.

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2 comentarios en “EL ERROR Y LAS EMOCIONES”

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