Todos absolutamente todos, a lo largo de nuestra vida, nos vamos encontrando con situaciones que nos aportan una serie de emociones, que nos remueven por dentro, dejándonos marcados y en ocasiones doloridos. Estas emociones nos marcan el carácter, la personalidad, la forma de hacer frente a situaciones similares.
Tanto sentimiento acumulado genera en nuestro campo emocional, una sobresaturación de nuestra capacidad de abarque. Bien dice el dicho: “Quien mucho abarca poco aprieta”. Dando lugar, a un agotamiento de nuestras fuerzas. Nuestra energía se dispersa en la contención de tanta emoción atascada. Que si las preocupaciones, que si la ansiedad, que si la tristeza… Al final nos debilitamos, antes de comprender que la vida no nos pedía tanto. Tanto esfuerzo.
Si entendemos que cada situación vivida lleva una carga y que ese peso, lo llevamos de manera innecesaria, todos absolutamente todos, aprenderíamos a enfocar nuestra energía, nuestras capacidades en aquello que nos enriquece como seres humanos y lo utilizaríamos para darle un mayor aporte a este planeta que nos sostiene.
¡Qué fácil parece decirlo y qué difícil parece hacerlo! Sin embargo, todos absolutamente todos, en algún momento de nuestra existencia, hemos sido capaces de lograrlo. De manera inconsciente, sí. ¡Pero lo hemos hecho!
Pongamos un ejemplo:
Cuando nos vamos de vacaciones a un hotel, no nos dedicamos a poner toallas limpias, ni a lavar sábanas, tampoco preparamos la comida, ni recogemos y lavamos los platos, de todo eso se encargan otras personas. Toda esa carga la realizan las personas que están en ese cargo. Por lo tanto, las cargas van con sus cargos.
Mientras tanto, nosotros nos dedicamos a relajarnos y renovar nuestras energías para desempeñar nuestro trabajo cotidiano con mayor eficacia.
Os imagináis si nos vamos de vacaciones a ese hotel y nos ponemos a lavar las sábanas, a limpiar las habitaciones, las ventanas, etc… Toda nuestra energía se vería mermada y acabaríamos más cansados que antes de iniciarlas. Deteriorando nuestra calidad de vida, creando una frustración interna enorme, y viviríamos en un sinsentido.
Volviendo a la realidad, todas aquellas emociones atascadas a las que les dedicamos nuestra atención, nos suponen una carga que no nos corresponde y que además consume nuestra energía. Nuestra energía vital. Agotando nuestra calidad de vida.
¿Por qué digo que esa carga no nos corresponde? Porque nosotros vivimos experiencias que nos ayudan a madurar como seres vivos, pero no nos corresponde estar una y otra vez reviviendo situaciones pasadas que nos provocan emociones dañinas y nos consumen la energía. Una cosa es hacerse responsable de las consecuencias de los actos que realizamos (eso es prioritario) y otra, es hacerse cargo del peso que nos imponemos encima de los hombros ante una situación que ya pasó. Por lo tanto, si ya pasó, el peso debería haber pasado también.
Entonces, ¿cómo devolvemos la carga que tenemos a su cargo correspondiente? Bien, aquí lo voy a explicar de la manera más sencilla que me sea posible pero si alguien necesita mayor asesoramiento, e incluso acompañamiento, puede dirigirse a mí a través del correo del blog de manera privada. Con mucho gusto le orientaré en lo que precise.
La técnica que existe para trabajar las emociones atascadas consiste en la derivación, principalmente la nocturna. Existe también la diurna, pero esa es más compleja de comprender.
La derivación nocturna consiste en cada noche, durante 39 noches, justo antes de quedarte dormido, enviarle al que debe hacerse cargo de tus emociones atascadas, todo lo que te ha ocurrido en el día, y además la emoción que te está dañando en este instante, para que con el paso de los días, la percepción que tenías sobre esas emociones atascadas vaya variando.
¿Qué ocurre transcurridos los 39 días? Pues no lo sé, porque como cada noche sigo derivando lo que me ha ocurrido en el día y además añado la emoción que me ha perturbado… no termino de derivar, total que llevo derivando 213 días sin parar. 213 días que me han permitido llegar una estabilidad emocional y neurológica digna de compartir con todos los que me leéis.
¡Anímate y prueba! Te va a ayudar. Yo sigo derivando…