Somos muchos los que la hemos sufrido. Ese sentimiento tan característico que nos embarga por no alcanzar los objetivos que nos hemos marcado y que está basado principalmente en los debería ser, debería hacer, debería haber obtenido o conseguido, etc…
Es un programa o diseño que nos imponemos o que nos imponen, para no ver u observar la realidad que nos envuelve, y que además nos llena de ansiedad vacía por no poder alcanzar las expectativas que habíamos puesto en ello.
La frustración nos lleva a buscar culpas y culpables. Nos impide darnos cuenta de la posibilidad de crecer aprovechando la carga que nos produce la situación vivida.

¿Cómo podemos evitar este sentimiento? Si nos paramos a observar el tránsito de nuestra realidad desde un punto o parámetro neutral, sin juicios de ninguna índole, ésta nos va a mostrar las verdaderas capacidades que cada individuo dispone en ese instante.
Permitirnos ver nuestras posibilidades sin entrar a valorar si son mejores o peores, nos hace darnos cuenta de nuestras ventajas y de nuestras carencias. De esta manera, en función de aquello que más nos interesa potenciar, lo utilizaremos en nuestro favor y como un barco en alta mar decidamos izar las velas con el viento a favor para desplazarnos más rápido y con mayor seguridad en el día a día o en el contexto de la situación.
Si necesitas profundizar más en el tema, ponte en contacto conmigo y te acompaño en el proceso.