LA IMPORTANCIA DE LAS PEQUEÑAS COSAS

-Dime, ¿cuánto pesa un copo de nieve? -preguntó un gorrión a una paloma.

-Nada de nada, le contestó la paloma.

-Entonces, si es así debo contarte una historia, dijo el gorrión:
Estaba yo posado en la rama de un abeto, cerca de su tronco, cuando empezó a nevar. No era una fuerte nevada ni una ventisca furibunda. Nada de eso.
Nevaba como si fuera un sueño, sin nada de violencia. Y como yo no tenía nada mejor que hacer, me puse a contar los copos de nieve que se iban asentando sobre los tallitos de la rama en la que yo estaba. Los copos fueron exactamente 3.741.952. Al caer el siguiente copo de nieve sobre la rama que, como tú dices, pesaba nada de nada, la rama se quebró.
Dicho esto, el gorrión se alejó volando.

Y la paloma, toda una autoridad en la materia desde la época de Noé, quedó cavilando sobre lo que el gorrión le contara y al final se dijo:
-Tal vez esté faltando la voz de una sola persona más para que la solidaridad se abra camino en el mundo.

¿Cuántas veces nos hemos quedado de brazos cruzados asumiendo que lo que digamos o hagamos no va a cambiar nada? No reclamo una calificación que me parece injusta porque seguro que el profesor no me va a hacer caso, o no voy a una manifestación (aunque apoye la causa por la que se ha convocado) porque entre tanta gente mi ausencia no se notará, o no defiendo a un compañero a quien le hacen la vida imposible en el trabajo por si me cogen manía a mí…

Hay muchas personas que piensan que lo que ellas hacen tiene escasa importancia, que su esfuerzo, su generosidad o su lealtad no servirán para nada. Pero lo cierto es que son las pequeñas acciones las que acaban generando los grandes cambios. Puede que al final solo una de esas pequeñas acciones sea la determinante, pero nunca lo habría sido sin todas las que la han antecedido.

El efecto mariposa dice que un tsunami se produce por el aleteo de una mariposa. Un pequeño movimiento genera una cadena de reacciones que aumenta la acción a cada paso provocando un movimiento mayor que lleva a crear una nueva posibilidad.

Como dijo la Madre Teresa de Calcuta: «A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota».

No somos conscientes de la importancia de las pequeñas cosas, algo que consideramos insignificante puede cambiar el rumbo de vida cualquier persona. Dar el adecuado valor a cada cosa que nos sucede y reconocerlo nos va a permitir que seamos responsables y receptivos ante los hechos que la realidad nos ofrece. Observar el entorno y observarnos a nosotros mismos nos permitirá darnos cuenta del valor que tiene cada instante, cada acción. Algo que para ti es poco más que un simple acto puede cambiar el rumbo de vida de otra persona y permitir que sea más feliz. Gracias a ti.

Este blog es prueba de ello, existe porque tú me lees. Cada vez que pones la dirección de este blog para leer algo que está publicado alientas mis ilusiones por seguir en este campo. Gracias por leerme y compartirme con quien consideres que lo valorará. Yo lo hago contigo.

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