Sentir vergüenza ajena es algo que todos, en alguna ocasión de la vida hemos pasado y que consiste en, sentir un malestar ante un hecho o una actitud de una persona, con la que estamos implicados de alguna forma, bien sea familiar, laboral, sentimental, etc…
Este hecho que nos provoca una vergüenza, nos va a molestar de forma interna, dando paso, a un momento de roce o fricción en la relación de ambas personas.
Normalmente cuando se producen estas situaciones, pueden darse tres posibilidades que hoy voy a mostrar con ejemplos sencillos para facilitar la comprensión dentro de mi margen de error.
Primera posibilidad: Cuando el hecho ocurre, nos colocamos como participantes independientemente de que el contexto de la situación no vaya con nosotros. Es decir, se produce la situación y como si de una batidora de vaso se tratara, donde los ingredientes del suceso se han echado, nos añadimos como ingrediente extra a la mezcla, dando paso a formar parte de todo el lío que se genera. Implicación que nos lleva al desequilibrio propio en el espacio tiempo. (Me siento mal conmigo mismo y sobretodo con la otra persona, somos víctimas).
Segunda posibilidad: Vemos la situación pero, no participamos de manera tan activa, aunque nos remueve por dentro lo suficiente, como para que estemos dándole vueltas a ese contexto, una y otra vez, con la intención de buscar una solución o alternativa de solución. Es decir, ponemos los ingredientes en el vaso de la batidora, pero no ponemos la tapa y al accionar el interruptor de arranque o inicio, la mezcla nos salpica. (Me siento mal sobretodo conmigo mismo y algo menos con la otra persona, soy el salvador).
Tercera posibilidad: Observamos la situación con calma interna, sin interactuar, sin exponernos pero aprovechando todos los matices que creo que se dan. Es decir, vemos todos los ingredientes en la batidora, observaremos su forma de actuar, como se relacionan entre ellos, en definitiva observaremos el contexto. Pondremos la tapadera y después, daremos cuenta de cómo queda todo mientras se va dando la mezcla, llegando a una comprensión del hecho ocurrido para, a continuación, criticar y juzgar en función de mi coherencia. (Me siento mal con la otra persona y la culpo de todo lo que pasa, soy el juez).
Llegados a este punto de la lectura, ¿Con qué personaje te identificas?
La realidad es, que todos en algún momento hemos pasado por cualquiera de ellos sin ser conscientes y hemos actuado de manera errónea. ¿Por qué de manera errónea? Básicamente, porque en el momento que te implicas, ya eres participante y no tienes toda la amplitud para razonar y comprender el suceso, puesto que la implicación anula una parte de la visión.
Entonces, ¿Cómo sería aconsejable actuar? No valorando la situación, simplemente observando sin participar de ninguna manera y dándote cuenta de todos los ángulos, para comprender que cada ser, actúa desde su capacidad interna y esa capacidad no es igual a la tuya, lo que no significa que sea ni mejor ni peor, es diferente. Esto nos lleva a una comprensión más amplia de la situación creada. Viendo a todas las partes de una forma más tierna.
Llegado el momento y cuando el contexto sea adecuado, podrás mostrar el suceso, sin juicios, con todos sus matices y de manera respetuosa, a la parte implicada si ésta lo solicita. Dando lugar, a que crezca y madure un poquito en este tipo de situaciones, puesto que a todos nos gusta que nos enseñen de forma sencilla.