Podríamos decir que es algo de esta vida moderna, pero la verdad es que siempre han existido las familias desestructuradas, padres que abandonan a sus familias, madres que no se hacen cargo de sus hijos, parejas separadas donde uno de los dos siguen pendiente del otro a su manera, hijos que olvidan a sus ancianos padres. Es algo que existe desde la creación de la vida.
Y sería un tema muy complicado a desarrollar por la cantidad de matices que abarca. Sin embargo, hay una particularidad muy concreta que se da en la mayoría de los casos, cuando transcurre un tiempo que permite a los interesados tomar aire y espacio sobre la situación vivida, y que consiste en, sentir que has superado esa situación tensa y en este instante carece de relevancia para ti, es decir, que verte o encontrarte a esa persona no supondría ningún problema y por tanto, no te afectaría encontrártelo porque los lazos se han roto. ¡Eso pensamos todos!
Pero la realidad es tan ca… (pon el adjetivo que más te apetezca) que cuando menos te lo esperas, te pone a vivir la experiencia de reencontrarte y como si de la caja de Pandora se tratase, todos los vientos salen de nuevo de lo más profundo de nuestro interior y nos abordan de nuevo, demostrando que los lazos no están tan rotos como pensamos y que aún tenemos asuntos que resolver en nuestro YO más interno.
«Cuando no existe un enemigo interno no hay un enemigo externo que pueda hacerte daño. La mente es el arma más poderosa»
Transformar a tu enemigo interno en tu mejor amigo es la clave para entender y superar los lazos rotos.