Hoy encontré este escrito, ignoro su autor pero me encanta y quiero compartirlo.
La inteligencia sin Amor, te hace perverso.
La justicia sin Amor, te hace hipócrita.
El éxito sin Amor, te hace arrogante.
La riqueza sin Amor, te hace avaro.
La pobreza sin Amor, te hace resentido.
La belleza sin Amor, te hace ridículo.
La verdad sin Amor, te hace hiriente.
La autoridad sin Amor, te hace tirano.
El trabajo sin Amor, te hace esclavo.
La sencillez sin Amor, te envilece.
La oración sin Amor, te hace introvertido.
La ley sin Amor, te esclaviza.
La política sin Amor, te hace ególatra.
La FE sin Amor, te hace fanático.
La Cruz sin Amor, se convierte en tortura.
La vida sin Amor, no tiene sentido.
Todos necesitamos Amor en nuestra vida, el verdadero amor que está dentro de nosotros y que nos permite SER. Ese amor propio es la base sobre la que se construye nuestra felicidad, nuestra personalidad, nuestra ilusión por vivir y que nos otorga la capacidad y la calidad para amar a nuestros seres queridos.
Dicen que en África existe un poblado en donde si alguno de sus habitantes hace algo que está mal, le llevan al centro del pueblo, le rodean entre todos los que le conocen y durante dos días le dicen todas las cosas buenas que ha hecho a lo largo de su vida. Ellos aseguran que no existen las personas malas solamente su alma se olvidó de quién era y ellos se lo recuerdan con Amor.
A veces nos olvidamos de amarnos y por extensión nos olvidamos de cuidarnos, dejamos de respetar nuestros sentimientos, nos humillamos e incluso nos maltratamos hacia dentro juzgando todo lo que sentimos y lo que hacemos. Es importante que al igual que cada día cuidamos nuestra higiene exterior dediquemos unos minutos a realizar una higiene interior al inicio de nuestro día para atendernos interiormente y otros minutos al final del día para valorarnos y reconfortarnos. De esta forma aprendemos a cuidarnos y enseñamos a los demás a cómo deben tratarnos.
¡Date el valor que tienes, valora te y de ese modo serás valorado!