Soy una mujer, y como a mí, a muchas mujeres nos han roto el corazón. No puedo hablar desde el lado masculino, no he vivido esa parte de la historia por lo que solo lo haré desde un enfoque femenino. Aunque si eres un chico y también te sientes identificado, adelante, analiza el texto y quédate con lo que te aporte. Todas las personas son bienvenidas.
Cuando inicias una relación con una pareja, todo son ilusiones, buenos deseos, ponemos nuestras mejores intenciones para que todo salga bien y se convierta en la mejor relación de nuestra vida. Que sea esa relación tan duradera, que termina cuando la vida decide que uno de los dos tiene que partir y aún así, continua en el corazón del que permanece.
Es esa relación en la que damos todo sin pedir nada a cambio, pensando que el amor salvará cualquier obstáculo que se presente. Dónde la confianza plena en el otro alcanza un nivel en el que no son necesarios los cuestionamientos. Confío tanto en él que no necesito que me justifique ninguna actitud, aunque no esté totalmente de acuerdo con ello. El amor que nos tenemos ambos salvará cualquier obstáculo. Así pensamos en la mayoría de los casos.
Y como en todas las historias de la vida real existe el «pero», en ésta no iba a ser menos…
Un día te das cuenta, descubres, reconoces, vives ( pon la acción que mejor encaje con tu experiencia) que has sido traicionada, dando paso a la decepción, la vergüenza, el asco, la rabia, la tristeza, la amargura, etc… Pon la emoción que te sobresalga primero, aunque posiblemente acabes pasando por todas o casi todas ellas.
Esta situación irá haciendo mella en tu interior haciendo que te sientas mal contigo misma, tendrás sentimientos encontrados de culpabilidad, además de juicios de valor hacia ti y hacia él, obviamente.
Todo esto te llevará a sentir que no existe el amor, el verdadero amor. Ese que todos anhelamos y que parece que unos pocos encuentran. Pero tú no. Dando paso a la emoción que más marcada te deja, la amargura en la pareja.
Dicha amargura en la pareja te irá bloqueando la confianza en el otro, no permitirá que te abras a conocer a otra persona y tampoco a darte a conocer plenamente. Aunque te empeñes en conocer gente, siempre estará ahí escondida, bloqueando, impidiendo que avances en las relaciones de pareja. Será como una armadura de protección ante la posibilidad de que se repita la traición en la nueva pareja.
Romper ese patrón requiere la capacidad de insistir en formar una pareja, pero es necesario que exista la confianza principal en una misma, haber trabajado en las heridas internas y anteponer la ilusión por tener pareja al miedo a la traición. Ser honesta contigo misma y con la nueva pareja te permitirá romper los lazos dolorosos de toda experiencia anterior.
Muy chulo Natalia… cm todo lo q escribes cuanta razon…
Gracias